LACTANCIA
Todas
las madres primerizas ansiamos con desesperación cargar a nuestro bebé por
primera vez. Hemos soñado con la idea de tenerlo entre nuestros brazos. Ese
primer momento es único. Sentir su cuerpo pequeñito e indefenso; saber que es
nuestra responsabilidad como madre cuidarlo y alimentarlo nos emociona y nos
asusta a la vez.
Las
películas y la caja boba nos han presentado la lactancia como cosa fácil. Nos
han mostrado a madres dando de lactar a sus hijos de manera mágica y armónica. Y
claro, una se cree el cuento, imaginando
la cosa como en las fotos y los videos
que circulan por ahí. Todo idílico, todo perfecto. Pero la perfección se logra
con la práctica, con mucha práctica.
Luego
de gritar, sudar, llorar y querer matar a alguien, llegue a esa perfección de
la que hablan los medios. Tener que alimentar a mi bebé cada dos horas fue
traumático al principio. Después del momento KodaK, viene el dolor máximo. Los
pezones agrietados y maltratados son cosa normal en un inicio. Pero eso no sale
en las producciones de Hollywood, por lo que una cree que algo anda mal. Todas
queremos llegar a la lactancia de película y eso no ocurre durante los primeros
días. Paciencia y tranquilidad para poder lograrlo.
Pero
como está en juego la comida de tu niño, una se desespera. ¿Cómo lograr una
lactancia perfecta? ¿Cómo sé que lo estoy haciendo bien? Nuevamente pido
tranquilidad y calma. El estrés acaba con la leche. No hay fórmula mágica para
dar de lactar. Los consejos y tips ayudan un poco, pero solo tú, mamá querida
encontrarás la manera perfecta de estar con tu bebé y alimentarlo.
El
secreto para hacerlo, como todo en la vida, es paciencia y mucho amor. Solo con
calma y una fuerte conexión con tu pequeño o pequeña podrás dar de lactar a la
perfección. Observa a tu hijo sin angustiarte a la primera. Nada te cortará la
leche, eso tenlo por seguro y concéntrate en ese momento maravilloso, en el instante en donde los dos juntos
alimentaran su eterna relación de madre e hijo.
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