POST PARTO
Luego
de varias semanas de ausencia y de descanso, aquí vuelve mi querido blog a
hacer de las suyas. Pese a que sigo adolorida y tremendamente ocupada, extraño
mucho escribir por lo que me daré, siempre que pueda, un tiempito para contar
mis historias a mi gusto y forma. Gracias por soportarme.
El
doctor dijo tres semanas de reposo. Las sabias señoras de mi tierra dijeron
cuarenta días de descanso. El doctor dijo dieta normal; las queridas señoras
dijeron no comas esto y aquello porque es malo, se lo pasas en la leche al
bebé. Por último el doctor dijo que realizara mi rutina normal; pero las lindas
señoras del pueblo dijeron nada de lavar, menos con agua fría por que se te
corta la leche.
Ciencia
exacta y comprobada o tradición popular. ¿Qué es lo más indicado? ¿A quién
escucho? Me duele tanto todo el cuerpo que les haré caso a todos. Y es que esto
de ser madre no es fácil. Ya sea por parto natural o por cesaría el asunto no
es cosa de juego. El organismo experimentó una serie de cambios durante el
embarazo y ahora todo tiene que volver a la normalidad. Algunos dicen que nunca
vuelve a ser como antes. Otros que es un nuevo embarazo, que el cuerpo necesita
mínimo nueves meses para estar como al principio. Lo cierto es que sigo
distinta y confundida. Nuevos retos corporales aparecen y yo ya no puedo más.
Quiero más medicamentos o más consejitos de abuela para sentirme bien. Quiero
hacer de todo pero al primer movimiento mis músculos me dicen: Alto!!!
Esto
se complica por las pocas horas de sueño y el desgaste producido por pañales y
demás. Es un círculo vicioso. Cada dos horas pañal y teta. Cero descanso, nada
de reposo. ¿Cómo puedo recuperarme? Auxilio, necesito ayuda por favor. La ayuda llega pero el dolor no se
va. El cuerpo tiene que acostumbrarse al nuevo ritmo. La rutina será diferente
de ahora en adelante y solo hay una forma de afrontarla. Una sola manera para
que todo pase. El secreto está en la fuerza que tiene cada mamá. Me he
convertido en madre y ahora siento una felicidad inmensa que hace que todo
desaparezca. Estoy muy cansada para todo, menos para abrazar a mi hijita y
llenarla de besos. Sus sonrisas son como vitaminas, e hicieron que estos
cuarenta días se pasaran volando. Me siento mejor, pero sobre todo me siento
feliz, increíblemente cansada pero eternamente feliz.
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