EL
CUARTO DE AMOR
Dicen que
todos los bebés vienen con su pan bajo el brazo pero a veces hay que ayudarlos
un poquito por si vienen con algo muy chiquito. Si de economía hablamos, mi embarazo
llegó en un momento de leve crisis económica; con un trabajo de medio tiempo. Definitivamente
eso fue súper positivo para otros aspectos de mi gestación pero no precisamente
para el tema financiero. Con algo de organización y mesura he logrado mantener
a flote la billetera; pero el tiempo avanza y los gastos aumentan.
Llegó
la hora de equipar el cuarto y comprar todo lo que hacía falta para la tan
esperada llegada, pero las cuentas no cuadraban. Solo había una hermosa cuna de
madera desde hace un par años, que llegó a casa de una forma peculiar, la cual
no puedo contar porque me puedo delatar. Todo lo demás tenía que ser comprado. Pero
el monedero no daba para tener todo nuevo y comencé a buscar cosas de segunda, así
como algunas herencias y prestamos oportunos. Los niños crecen rápido y todo lo
dejan pronto, casi como nuevo. Con esto
puse las primeras cositas en la habitación. Pero aún había mucho por hacer.
Entonces
llegó al rescate la caballería. Mis familiares y mis amigas del alma me dieron
tantos regalos tan bellos que el cuarto de mi nenita esta hermoso. Tienen que
venir a verlo. Hay algunas cosas que no combinan, hay de todos los colores,
formas y marcas pero total, a caballo regalado no se le mira el diente, dicen
las que saben. Los seres humanos no somos islas solitarias, formamos bellos archipiélagos;
y soy muy afortunada al tener los amigos que tengo. El cuarto de Alejandra está
perfecto porque está hecho de amor y más amor. Por eso no necesita nada más.
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